jueves, 15 de octubre de 2009

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Leyendas y Mitos

LA DAMA DE BLANCO











ESTOS SON NUESTROS MITOS



El chupacabras
            Dentro de las actuales leyendas ocupa un lugar destacado el Chupacabras, criatura con forma de vampiro con cuerpo  humano que ataca a animales de diferentes especies en las zonas rurales.

            Esta creencia comenzó en 1992 en Puerto Rico, y se extiende por América Central, América del Sur, y en algunas zonas del sur de Estados Unidos.
            En ese año, apareció por primera vez la noticia en los periódicos portorriqueños El Vocero, y El Nuevo Día, donde se reseñaban las inexplicables matanzas de diversos animales como aves, caballos y cabras. Se le conocía como El Vampiro de Moca, debido a que algunas de las primeras matanzas ocurrieron en esa  pequeña ciudad. En una primera instancia, las sospechas recayeron en grupos satanistas que se creía realizaban las matanzas en forma aleatoria. Luego se extendieron a toda la isla. El patrón común de las víctimas era uno o dos pinchazos en la zona del cuello debido a los colmillos, y su cuerpo sin una gota de sangre. En su mayoría las victimas eran cabras.
            Los testimonios de supuestos testigos, hablaban de una oscura figura con una especie de capa negra. Estas declaraciones consolidaron  la creencia que podría tratarse de una figura “vampirezca”, la cual se arraigó en la comunidad.
            La noticia trascendió a nivel mundial, y otras muertes se reportaron en países como República Dominicana, Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Brasil, Estados Unidos,  México y nuestra Argentina

                                                             Daiana


             Extraños ancianos
            Cuenta la historia de un pueblo muy escondido y poco habitado de la provincia  de Córdoba, que hace muchos años, una pareja de ancianos vivía en una casa muy vieja y abandonada. Todos los habitantes del pueblo los conocían y pensaban que escondían algo extraño.

    Todas las mañanas los ancianos recorrían el campo en donde  cuidaban  y alimentaban  a las  vacas que ellos criaban desde hacía tiempo.
             Por las tardes, no se sabía nada de ellos, la casa parecía deshabitada.  Cualquier persona que pasara por ahí, creía que la casa estaba abandonada; solo los habitantes del pueblo sabían de la existencia de aquella pareja.
            Sin embargo, durante la noche, cualquiera que se acercara  a la vivienda  escuchaba  ruidos muy extraños,  gritos y golpes, pero nadie sabía que era lo que sucedía.
Una mañana, los ancianos dejaron de salir a cuidar sus animales.  Los habitantes del pueblo, al no verlos más, se preocuparon y algunos decidieron ir a tocarles la puerta para saber si estaban bien.
            Nadie se encontraba allí: la pareja había ''desaparecido'' y  sus vacas estaban muertas. De una manera inexplicable, todos habían desaparecido.
             Después de 50 años, la casa fue destruida, y en ese lugar, se construyó otra donde actualmente vive una familia. Algo que nadie puede explicar es por qué en la nueva casa por las noches se escuchan mugidos de vacas y los mismos golpes y gritos que hace 50 años.

                                                   
Bianca & Fernanda


                  
                            Ajos para el enano vampiro
             Aquellos que tuvieron la suerte de vivir en el barrio de Flores sienten una especial atracción por sus esquinas y casas tradicionales. Es considerado uno de los barrios más clásicos porque a través del tiempo, sus calles, personajes, clubes y diarios locales se encargaron de crear una verdadera comunidad en ese lugar. Leyendas e historias fantásticas que algunos cuentan y creen probar su veracidad se desvisten de vereda en vereda.


            Esta es la historia de Kelbe, un hombre de baja estatura, de grandes ojos, pelo erizado y orejudo que viajó con el Circo de los Zares a Buenos Aires desde el Inframundo: el mundo del Dios Hades. Solía ser un enano bondadoso, pero cayó en manos de Hades quien se aprovechó de su generosidad y lo transformó en su plebeyo.


            Pero la famosa leyenda de Kelbe apenas comienza allí. Luego de que el dueño Harold Zidler junto con el Hombre Bala y la Mujer Barbuda lo encontraran mordiéndole el cuello a la pobre mono tití, fue expulsado del circo. El enano vampirezco debía cumplir la misión que su amo Hades le había encomendado. Para ello, necesitaba refugiarse en una casa abandonada del Bajo Flores. Pero no fue bienvenido en el barrio: a los vecinos, tan sabiamente perceptivos, les disgustaba la idea de convivir con un integrante desconocido y de tales características.


            El verdadero horror comenzó a desatarse cuando todos los gatos del lugar comenzaron a desaparecer. Los vecinos notaron que el enano poseía alguna maldición. Entonces protegieron sus casas con cadenas de ajo y llevaron crucifijos por miedo a sus ataques. Pero un día quisieron rebelarse, estaban cansados de vivir afligidos así que, idearon un plan. Intentaron cazarlo pero no pudieron hacerlo. Dicen que no volvieron a verlo y que tampoco regresó a la casa en la que se hospedaba pero por las noches se oyen los maullidos de los gatos. Todo el barrio cree que el “enano vampiro” sigue haciendo de las suyas a escondidas.
                                              

                    Antonella, Martín, Nicolás y Carlos



     Leyendas Parque Chas
             Cuenta la leyenda que, en el barrio porteño de Parque Chas, varias personas han desaparecido misteriosamente. Esto ha ocurrido de diversas formas, y nadie puede dar un testimonio verídico.
            Y es que, realmente, Parque Chas es un laberinto. La gente va y viene, pero nunca un forastero puede entrar y salir al momento: las calles pierden, desorientan; se ven iguales, se asemejan; confunden, marean. Sólo los residentes conocen sus secretos pasajes y pueden caminar por ellos con seguridad, sólo ellos te pueden guiar.
           ¿Será cierto que hubo un caso, el de un aprovechado, que ostentando su conocimiento del laberinto utilizó esta ventaja para atraer a los ilusos, a los tontos, los de afuera? Se cuenta que uno a uno caían. Entraban pero no salían, fueron convertidos en muros, en víctimas. Su sangre no fue más que ladrillos, salpicada por doquier. Sus cuerpos quedaron putrefactos en algún basurero escondido. Se sumaron a los tantos otros que se le atribuyen a esa trampa mortal, el laberinto sangriento conocido como Parque Chas.
            Por eso, si alguna vez el destino te pone en la entrada de este nefasto lugar, no te fíes de la guía de calles simplona que llevás siempre con vos. Ni siquiera de la vecina amable que intenta guiarte por las intrincadas calles… Lo único que te queda es persignarte y que Dios se apiade de tu alma.

 Agustina, Florencia M., Jessica, Victoria y Magalí


AVELLANEDA DESCONOCIDA
Cuenta la leyenda que en el año 1850 en el actual barrio de Avellaneda funcionaba un importante prostíbulo donde concurrían a escondidas de sus esposas y familias, conocidos políticos de ese entonces y personas de un altísimo nivel económico. Pero ese lugar era más que un prostíbulo, allí, en el sótano del lugar, escondían los cuerpos de las prostitutas asesinadas a golpes por los políticos, cuando ellas le pedían dinero por el “trabajo otorgado”.

Todos sabían lo que en verdad ocultaba esa casa de citas, no era sólo un espacio donde corría el dinero, el sexo y la lujuria. Era un lugar lleno de violencia y maldad.
Poco después, por motivos desconocidos, el prostíbulo cerró y nadie supo del paradero de aquellas mujeres.


En 1957, en el terreno donde se encontraba ese prostíbulo se inauguró un hospital infantil que brindaba atención a la gente humilde. Actualmente ese hospital está cerrado, solo quedó un edificio oscuro y lleno de tristeza. Dice la gente que en ese lugar se escuchan los gritos de las prostitutas golpeadas y el llanto desconsolado de las mujeres. También se cree que si un hombre que ingresa a ese edificio ha asistido alguna vez a un prostíbulo, se pierde y se queda encerrado en algún cuarto misteriosamente.

                 Macarena ♥
                
                     
   PALERMO SANGRIENTO

Toda la ciudad conoce esa casa, no solo por su belleza sino también por la historia que nadie se atreve a constatar…
          Comenzó en el barrio de Palermo donde la noche y la diversión se hacen presentes.

            Una madrugada como cualquier otra, un  chico que volvía de bailar por allí, se topó con la posibilidad de realizar una travesura: hacer un robo simple, sencillo,  tal como él decía, “solo por sentir aquella emoción”.

            Mientras caminaba tranquilamente para tomar el colectivo y volver a su casa, se cruzó con una chica entrando a una hermosa y costosa mansión. Esto tentó con el deseo de experimentar ese vértigo que en su mente repiqueteaba. Sin dudarlo se acercó a ella y la tomó de sorpresa por detrás. La muchacha, le dio todo lo que tenía y le dijo muy relajada, que dentro de su casa había más cosas para que se llevara.
            Su vista se volvió alocada, su cuerpo le pedía más y más.  Sin darse cuenta,  se encontró dentro mirando qué más llevarse.
            Se agachó y tomó un jarrón de oro blanco e incrustaciones de marfil y en ese mismo instante, un fuerte golpe lo derribó. Luego de un rato pudo recomponerse pero no entendía qué había sucedido. Intentó pararse pero algo no andaba bien, sentía que su cuerpo no le respondía, una debilidad nunca antes experimentada. Se miró con desesperación al notar  un gran manchón rojo a sus costados.  Aterrorizado  recorrió con la mirada su cuerpo y comprobó que le faltaban las manos…
            Apresuradamente se paró y salió corriendo despavorido de ese lugar.
            Al llegar a su casa, reparó en que todavía  llevaba puesta su mochila  y que dentro de esta, se encontraban sus manos envueltas en una nota que decía…”Gracias por ayudarme a robar la casa y por prestarme tus manos para dejarle a la policía las huellas necesarias para encontrar un culpable. Con cariño, Mica.”

                                       Marina, Carolina y Florencia Z.















LA DAMA DE BLANCO
(Obra dramática en dos actos)


PERSONAJES


Periodista
Leo
Ella (Alma Núñez)
Padre


I ACTO

     (En un televisor se ve a un periodista que habla sobre La Dama de Blanco. Cuando termina su parlamento, el televisor se queda sin imagen y comienza ruido blanco.)

PERIODISTA – Hay historias fantásticas y atrapantes que circulan de boca en boca, de generación en generación. Nadie sabe cuando comenzaron pero van adquiriendo un marco de credibilidad que nos va arrastrando en su misterio. La Dama de Blanco es una de ellas. ¿Qué se sabe de La Dama de Blanco? Es un personaje que está instalado en las capitales de casi todo el mundo. En Buenos Aires también. Es un ser fantasmal que se encuentra con hombres solos que caminan por las calles oscuras a quienes enamora. La Dama de Blanco está instalada en Buenos Aires desde principios de 1900 y hay gente muy conocida que asegura haberse encontrado con ella. La posible existencia de fantasmas que vagan por nuestra vida es tan vieja como el mundo y siempre ha atraído la curiosidad de cualquier humano, de cualquier mortal. En Buenos Aires, hay fantasmas y la Recoleta, donde se levanta el mítico cementerio ha sido escenario de algunas de las más terribles historias.
 

II ACTO
Cuadro Primero

(Se ilumina la escena: interior de un bar. En la barra, Leo. En una mesa junto a la ventana se encuentra  una muchacha. Se escucha una voz en off.)

Leo nunca creyó en fantasmas. Nunca la gustaron las películas de terror, ni las novelas de suspenso. Sin embargo, algo iba a cambiar su forma de pensar. Una noche como tantas, Leo salió de trabajar y caminó hasta el bar. Se sentó en la barra y mientras esperaba que lo atendieran la vio. Etérea, angelical, imposible. Sentada sola en una mesa junto a una ventana. Una atracción inhumana lo obligó a acercarse a ella. Sin recordar su timidez la abordó.

LEO – No te había visto antes.
ELLA – No salgo muy seguido.
LEO - ¿Sos de por acá?
ELLA – Más o menos, soy de todos lados.
LEO - ¿Y qué te trae a este lugar esta noche? ¿No es peligroso para una chica como vos andar sola por este acá?
ELLA – Digamos que me trae una pena muy grande. Y no, no hay nada más peligroso para mí que la soledad del invierno. (Mira el reloj) perdón pero ya se me hace tarde.
LEO – Vamos te acompaño hasta tu casa.

Cuadro Segundo

(Se oscurece la escena. Cuando se ilumina nuevamente están caminando en la oscuridad de la noche, bajo la luz de la luna. Se detienen cuando llegan al frente del Cementerio de la Recoleta.)

ELLA – Gracias, pero desde acá sigo sola.
LEO - ¿Cómo? No, ni loco te dejo acá sola, ¿No te da miedo?
ELLA – No le tengo miedo a la muerte, aunque es solitaria, es mas difícil vivir.
(Leo toma una flor y se la da)
ELLA – Gracias, es hermosa. La voy a llevar siempre conmigo. (Comienza a marcharse)
LEO – (Ansioso, la sujeta por el brazo) ¡Esperá! No me dijiste tu nombre. ¿Nos vamos a volver a ver?
ELLA – Mi nombre es Alma Núñez y no te preocupes, yo te voy a saber encontrar.
(Se oscurece la escena)

Cuadro Tercero

(Mientras se ilumina la escena lentamente, se escucha una voz en off. La acción transcurre frente a la casa de la muchacha. El frente de una casa, y la puerta, a la cual llama Leo. Toca el timbre y aparece el padre).

Pasaron días, semanas y Leo no tenia noticias de ella. Su imagen angelical lo obsesionaba y la veía en vigilia y en sueños. Por más que trataba no podía olvidar aquella noche y la melancólica figura de la chica del bar. Sin poder esperar mas tomó una decisión: la buscaría con todas sus fuerzas hasta encontrarla. Llamó a todas las Núñez de la guía; preguntó a todos sus conocidos y a desconocidos también. Finalmente dio con ella. Tomó su dirección y llegó lo más pronto que pudo a la casa de Recoleta. Y sin dudarlo, tocó la puerta.

PADRE - ¿Si?, ¿Quién es?
LEO – Hola, disculpe, estoy buscando a Alma.
PADRE – Lo siento, pero ella no está.
LEO – (desesperado) Pero, ¿No sabe cuándo vuelve? ¡Hace muchos días que la estoy buscando!
PADRE – Pero… ella murió hace cinco años.
LEO – (sorprendido) No puede ser señor, si yo la vi hace unos días. La vi en un bar, conversamos y luego caminamos un rato. 
PADRE – (enojado y sin entender) Discúlpeme pero no estoy para bromas. Si desea ver a mi hija puede ir al cementerio de la Recoleta. Allí es donde se encuentra desde hace cinco años.
 

Sin saber si podía confiar en su cordura, corrió las cuadras que lo separaban del cementerio. Su corazón palpitaba desbocado. Miles de pensamientos se arremolinaban en su cabeza y ninguno tenía sentido. Corrió entre las tumbas de personas anónimas para él, cuya existencia no tenía significado alguno en su vida. Se negaba a encontrar la que buscaba. Finalmente vio sobre una de las tumbas que se encontraba cubierta de hojas secas, la misma flor que él le había regalado hace unos días la primera vez que la vio. Pensó que todo había sido un sueño, sin embargo, supo que esa era la morada final de aquella hermosa  y etérea joven que había conocido, cuando vio la flor que él le había regalado. Él nunca había creído en fantasmas hasta ese día cuando  descubrió que la persona que le ha  había robado el corazón no pertenecía al mundo de los que aún respiran.

Camila Ma. y  Luciana S, en colaboración con  todo 5°A

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